Análisis

Resistencia: sin pauta, no hay medios

En Resistencia, capital del Chaco, los medios de comunicación se mantienen, casi con exclusividad, por los ingresos que reciben de la pauta publicitaria estatal en cualquiera de sus vertientes: provincial o municipal, con sus respectivos poderes Ejecutivo y Legislativo a la cabeza. Sólo el Poder Judicial provincial no paga pauta para la difusión de sus actividades.

Por Marco Fernández Leyes (*)

Esta situación de dependencia total resiente de manera notoria la calidad del periodismo, así como la posibilidad de encontrar contenidos con enfoques diversos, en particular sobre cuestiones políticas y sociales.

La absoluta mayoría replica, en muchos casos sin siquiera chequear ortografía o sintaxis (menos aún el contenido), los materiales enviados por las oficinas de prensa. De esta manera, es indistinto qué diario, portal, canal o radio se lea, vea o escuche, la versión oficial será omnipresente (además de la única, casi siempre) en todos ellos.

A tal escenario debe sumarse una escasa pauta privada, que no alcanza para sostener financieramente las empresas periodísticas.

Tampoco resulta alentador el panorama en materia laboral: en la última ronda de paritarias, los medios acercaron una propuesta de 15 por ciento para todo el año (incluye 8 por ciento no remunerativo que se paga desde diciembre de 2017, 4 por ciento en octubre y 3 por ciento en enero de 2019).

Informes recientes del Sindicato de Prensa del Chaco dan cuenta que en el principal canal de TV por aire, y en una de las radios más escuchada de la ciudad, ninguno de sus periodistas aparecen registrados como tal.

También que los medios digitales más leídos tienen a la mitad de sus trabajadores en negro, con escenarios que van desde el pago de sueldo en cuotas a no abonar horas extras, ni feriados, entre otras cuestiones.

En los diarios impresos existen fuertes reclamos por la ausencia, hace años, de recategorizaciones, así como incumplimientos varios del Convenio Colectivo 189/75 y por empleados sin registro formal.

Este panorama obliga a muchos periodistas a procurarse varios trabajos en distintos medios o, lo que es peor, alternar en los dos lados del mostrador: hacer tareas de prensa para un funcionario, político u órgano del Estado y, a la vez, seguir desempeñándose en un medio de comunicación; con el consiguiente conflicto ético y de intereses que ello acarrea.

Otros, en cambio, optaron por dedicarse exclusivamente a la comunicación institucional, o dentro de algún poder del Estado, en puestos relacionados o no con su profesión, con lo cual abandonan definitivamente el ejercicio de la actividad periodística como se la concibe tradicionalmente.

En tanto, universidades públicas, privadas e institutos terciarios suman cada año más y más técnicos y licenciados,   que deben amañárselas para encontrar un lugar en un mercado pequeño, saturado y que ofrece condiciones paupérrimas para el desarrollo profesional.

(*) El autor trabaja en el Área de Prensa del Superior Tribunal de Justicia del Chaco y es socio de FOPEA.

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